Las personas que padecen el desorden de dismorfia, tienen una imagen completamente distorsionada de su cuerpo y la obsesión es que no dejan de pensar ni un solo momento en su apariencia; ya que ante sus propios ojos son imperfectos produciéndose un auto-rechazo.
Pechos pequeños, pantorrillas flacas, tobillos gruesos, piel muy blanca, caderas muy anchas, genitales muy pequeños… Cuando estas preocupaciones crecen sin medida, y se vuelven una obsesión para quien cree que las padece, se transforman en una patología que los médicos llaman “dismorfia corporal”.
Su principal característica es la desmesura en la que suelen caer quienes se sienten excesivamente insatisfechos, preocupados o hasta disminuidos por el aspecto de su cuerpo. Un ejemplo famoso de este trastorno fue el cantante Michael Jackson, quien se sometió a 40 operaciones y transformaciones diversas, entre otras para blanquear su piel.
Estudios nos dan la pauta de la importancia de reconocer y tratar esta enfermedad de origen psiquiátrico, ya que conduce al aislamiento y rechazo social. También demuestran que el inicio del problema comienza en la adolescencia, época en la que el individuo está más preocupado por su autoimagen y la vida social, y se siente más observado. Los medios de comunicación como la TV o internet influyen en el prototipo social “aceptado”, generando en muchos casos confusión. Por esta razón son los padres o familiares quienes deben potenciar la valoración de otros elementos, más allá de la imagen corporal.
Muchas veces los síntomas pueden ser comprendidos como que la persona que lo padece es vanidosa ya que lo único que le importa es su aspecto y apariencia física, pero desgraciadamente; inconscientemente mantienen una situación en la que están atrapados y lentamente comienza a afectar en todas su relaciones tanto sociales como laborales.
La aceptación del paciente como tal, sumado a la petición de ayuda e información sobre como realizar un tratamiento es el paso fundamental para curar dicha enfermedad y evitar que se puedan producir nuevas lesiones psicológicas como fobias, depresión, ansiedad o ataques de pánico.
La dismorfia corporal no se cura con cirugías, ya que no es más que un mal mental o psicológico y sólo con la ayuda de los profesionales puede ser superado.