viernes, 30 de noviembre de 2007

Cosméticos de última generación con efectos terapeúticos

Conocido principalmente como 'cosmecéutica', el nuevo fenómeno recibe también los nombres de cosmética terapéutica y farmacología cosmética, y aunque sus productos se comercializan como cosméticos, el que contengan al menos un ingrediente biológicamente activo les acerca más bien a la categoría de fármacos.

Pese a su confusa definición, la 'cosmecéutica' se alza como el sector de más rápido crecimiento en la industria cosmética, con ventas que podrían alcanzar los 16.000 millones de dólares hacia el 2010, según la firma de investigación Packaged Facts.

Sólo el año pasado los consumidores estadounidenses gastaron aproximadamente 12.000 millones de dólares en 'cosmecéuticos', de acuerdo con un estudio conducido por esa empresa.
Los 'cosmecéuticos' incluyen productos para el acné, la caspa, el crecimiento del cabello, bloqueadores solares, lociones para el cuerpo con extractos botánicos, cremas antioxidantes, inyecciones de colágeno, implantes y blanqueadores dentales.

Pero sin duda los más populares son las cremas antiarrugas, muchas de las cuales dicen tener 'suero que repone las células' o 'propiedades para combatir el envejecimiento'.

Esas cremas se comercializan como tratamientos menos dolorosos e invasores que, por ejemplo, el Botox, que consiste en inyecciones de la neurotoxina que causa el botulismo directamente a los músculos de la cara, paralizándolos y eliminando las arrugas.

Muchos de estos productos no inyectables tienen como base el químico Acetyl Hexapeptide-3, un agente no tóxico que supuestamente baja la cantidad de estimulaciones nerviosas a los músculos y 'reduce dramáticamente las arrugas y las líneas finas de expresión'.

La tendencia de los tratamientos de belleza sin cirugía arrancó en EEUU a mediados de la década de 1990, cuando varios dermatólogos -principalmente el famoso doctor Nicholas Perricone- comenzaron a desarrollar sus productos y venderlos a sus pacientes.

La industria del cosmético acuñó luego el término 'cosmecéutico' -una fusión de las palabras fármaco y cosmético-, aunque el concepto no ha sido reconocido por la Administración de Alimentos y Fármacos de EEUU (FDA).

Aún cuando los 'cosmecéuticos' incorporan algunos ingredientes con efectos medicinales, éstos no son considerados fármacos por la FDA y, por tanto, no están sujetos a un proceso de revisión y aprobación por parte del organismo.

Esto se debe a que los 'cosmecéuticos' no son utilizados en el diagnóstico, cura, tratamiento o prevención de una enfermedad -como define la FDA a los fármacos- y a que no tienen la intención de 'afectar la estructura' o 'función' del cuerpo humano.

Estar en el limbo regulador de la FDA beneficia a los pequeños fabricantes de 'cosmecéuticos', ya que se ahorran -en la mayoría de los casos- los excesivos costes de las pruebas clínicas.
Históricamente, las compañías de cosméticos han alegado, con el lenguaje apropiado, que sus productos tienen beneficios para salud, pero ahora que están en la mira de la FDA deben ser más cuidadosas con esas afirmaciones.

Por eso muchos 'cosmecéuticos' prometen 'reducir la apariencia de finas líneas de expresión' en lugar de 'reducir las líneas de expresión más profundas, desde el interior de la superficie de la piel'.

Así lo afirmaba una compañía a la que la FDA envió una 'carta de alerta', en la que además le objetaba su promesa de 'ayudar a fomentar la producción de colágeno'.

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sábado, 24 de noviembre de 2007

Mesoterapia y otras técnicas inyectivas en el tratamientop de la Celulitis

Dr. Ignacio Ordiz
Presidente de la Asociación Médica de Mesoterapia Iberoamericana

Ponencia presentada en el IV Encuentro Internacional de Medicina Estética y Antienvejecimiento

Sin duda una de las características fundamentales que definen la técnica mesoterápica es la farmacocinética particular de la que está dotada la vía intradérmica.
Estos hechos diferenciales son los responsables de los efectos terapéuticos obtenidos con las pequeñas inyecciones intradérmicas y que no dejan de asombrar a propios y extraños desde que el Dr, Pistor definiera la técnica.

A veces es difícil comprender y aceptar hechos que chocan con conceptos aprendidos como "fundamentales" a lo largo de nuestros años académicos.Concretamente el concepto lineal de dosis/resultado es uno de los más arraigados y de los más difíciles prejuicios en vencer ya que se nos ha ido grabando de forma más o menos subliminal.

Llevados por evidentes intereses económicos, pocos laboratorios farmacéuticos investigarían sobre cómo mejorar los mismos. Es evidente que es un contrasentido pensar que la potente industria farmacéutica va a renunciar a parte de sus pingües beneficios económicos abogando por una mejora en el rendimiento de sus fármacos asociado a una disminución de las dosis administradas.

La Medicina Estética no refleja otra cosa que la propia sociedad en la que está incluida. A lo largo de su andadura, han surgido diferentes autores que han presentado técnicas más o menos justificadas para el tratamiento de las diversas estetopatías con las que nos encontramos diariamente.
La celulitis, como es lógico, no está al margen de estos devaneos y a lo largo de los años han aparecido diversas técnicas inyectivas que se plantean como la solución a este problema generalizado entre la población femenina. Algunas de las técnicas tienen una justificación etiopatogénica, pero otras no se justifican de ningún modo porque parten de la base de supuestos falsos o porque sus efectos colaterales y yatrogenia las hacen totalmente rechazables.

Describamos alguna de estas técnicas inyectivas.
Infiltración trazante
Parte de la base de la supuesta existencia en el tejido celulítico de una barrera fibrosa y viscosa que perturba los intercambios celulares y circulatorios.
Se plantea la existencia de una hiperpolimerización de los mucopolisacáridos constituyentes de la matriz extracelular del tejido adiposo y, según esta lógica, se justifica el uso de enzimas despolimerizantes de mucopolisacáridos del tipo de la tiomucosa o la hioluronidasa.Estas enzimas están dotadas de una importante antividad controitínica y hialurónica, despolimerizando los principales mucopolisacáridos de la sustancia fundamental del tejido conectivo, especialmente del tejido adiposo. Con esto, el tejido adiposo celulítico vería aumentadas sus posibilidades de intercambio metabólico y dejaría de estar "secuestrado" del resto del tejido adiposo normal.
La técnica consiste en la utilización de hasta 1.500 unidades de enzimas que se suelen asociar con algún anestésico local, tipo lidocaína.La inyección se realiza con una aguja larga, de las utilizadas para infiltraciones, de 10 cm de longitud. Con la mano pasiva se cogería un pellizco de la zona celulítica que se va a tratar y se procede a la introducción de la aguja, a profundidad subcutánea, haciendo infiltraciones en estrella sin llegar a sacar completamente la aguja del punto de inyección, infiltrando todo el tejido adiposo.Se realizan una o dos sesiones por semana cambiando las zonas infiltradas, sin repetir la misma zona en sesiones consecutivas. El número medio de sesiones es de 10 a 15.

Una variante de esta técnica infiltrativa es la multiinyección con aguja de 13 milímetros pero empleando los mismos enzimas despolimerizantes que los utilizados en la infiltración trazante en estrella.
Hechos falsos
El empleo de enzimas despolimerizantes de MPS fue justificado en los años 60 por los hermanos Bassas Grau en un trabajo que publicó bajo el título "Consideraciones clínicas, etiopatogénicas y terapéuticas sobre la mal llamada celulitis". En este trabajo, y según palabras de CURRI, en la ignorancia más absoluta del cuadro morfohistoquímico, se afirma que el cuadro clínico de la celulitis se debe a un aumento de la polimerización de los mucopolisacáridos, justificando no sólo la retención hídrica si no también las demás situaciones colaterales. Esta absurda interpretación justifica el empleo indiscrimiado de los enzimas despolimerizantes de MPS, tanto en uso tópico como por vía inyectiva, durante muchos años, contra lo que hemos luchado activamente desde hace más de 15 años y que ya hemos reflejado en la primera edición de nuestro Tratado de Mesoterapia.Podemos hablar en descargo de Bassas Grau que cometió un error de interpretación histológico por utilizar una técnica de tinción no específica de MPS y querer ver hiperpolimerizaciones en vez de artefactos tintoriales.

Lo cierto es que después de muchos años de seguir empecinados en mantener este tremendo error conceptual, actualmente las enzimas despolimerizantes de MPS se han retirado del mercado en forma inyectable aunque en el mercado clandestino siguen encontrádose más o menos abiertamente producto de muy dudosa calidad y de más que evidente peligro.Estudios posteriores encabezados por la escuela italiana de Curri, Binazzi, Schneider o Cambar demuestran que no existe ni acúmulo ni aumento de la polimerización de MPS en la "celulitis" y que no hay ninguna diferencia entre el tejido adiposo celulítico y el normal.

Merlen habla de una mesenquimopatía discutida y la define como una afección microvascular-conjuntiva, y junto con Curri identifican el componente microvascular y una respuesta reactiva del componente reticular periadipocitario y pericapilar.
Problemas de la técnica
Al ser una técnica "ciega" utilizando largas agujas que entran y salen en sentido radial dentro del tejido adiposo, son extremadamente frecuentes la formación de grandes hematomas. Si a esto añadimos que el producto empleado es un agente disolvente del tejido conectivo y que las posibilidades de producir una contaminación por bacterias saprofitas es más que real, las consecuencias de este tipo de técnica son evidentes.

Item más: los enzimas despolimerizantes de MPS son altamente alergénicos y es muy frecuente la aparición de grandes placas eritematosas-pruriginosas en las zonas infiltradas ocasionando gran desasosiego en las pacientes que fueron sometidas a estos tratamientos.Y si todavía fuesen pocos problemas, diversos trabajos, incluyendo aquí mi propia experiencia profesional demostraron los efectos rebote que se observan a los pocos meses de finalizado en tratamiento, con el agravante de que ahora se asociaba a importantes cuadros de flaccidez motivados por la desestructuración del tejido conectivo que habían ocasionado los enzimas despolimerizantes.
Hidrolipoclasia ultrasónica
Los US han sido incorporados a la fisioterapia desde el mismo momento de su descubrimiento en la década de los años treinta y generalizándose su uso a partir de la segunda mitad del siglo XX.Se trata de una energía vibratoria que necesita de un medio más o menos elástico para propagarse, generando en el medio de propagación una sucesión de compresiones y descompresiones locales responsables de una serie de efectos fisicoquímicos y biológicos utilizables en fisioterapia.

un sentido estricto del térmico ultrasonido, se incluyen aquellos sonidos de frecuencias límites de las audibles (20 kHz) pero en ultrasonoterapia se emplean frecuencias entre 750 kHz a 3 MHz. A mayor frecuencia ultrasónica, menor penetración por lo que serán estás las frecuencias empleadas en los tratamientos del tejido adiposo.

En este tipo de terapia físicoquímica de la celulitis se emplean los ultrasonidos en su forma de emisión clásica contínua y a una potencia máxima con el objetivo de alcanzar los 5 W/cm2 con el consiguiente peligro que suponen estas potencias tan altas.

Los US dan origen a efectos mecánicos y térmicos y en la actividad celular. El efecto mecánico más conocido de los US es el fenómeno de la cavitación que consiste en la formación de burbujas de gas disuelto o de vapor que pueden converger y provocar el estallido celular por el aumento de tamaño y la vibración de dichas burbujas. A este efecto se añade la posibilidad de producirse cambios en la distribución iónica a ambos lados de las membranas celulares. Para provocar este fenómeno se necesitan dosis a partir de 1 W/ cm2.

El efecto térmico se debe a la absorción de la energía US por los tejidos sobre los que se proyecta, y particularmente cuando impacta sobre estructuras proteínicas. Los efectos térmicos sólo se consiguen utilizando US en la modalidad contínua puesto que en la modalidad pulsante el calor se disipa durante las pausas de emisión.

El efecto de la cavitación es particularmente importante cuando se aplica sobre tejidos con abundante componente acuoso. Partiendo de esta base, diversos autores como Ceccarelli, plantea la posibilidad de embeber previamente el tejido adiposo con una solución de suero fisiológico -o mejor hipotónico- con un anestésico local tipo lidocaína 2% que penetraría dentro de los adipocitos y que a su vez producirá microburbujas cuando sobre esta zona se apliquen los ultrasonidos en modalidad contínua, con una frecuencia alta, de 3 MHz y alcanzando una potencia de hasta 5 W/cm2 .Cuando las microburbujas que se forman intraadipocitariamente se pongan a vibrar por el fenómeno cavitacional, provocarán el estallido de los adipositos.

La técnica es simple: se emplean 20 cc de suero fisiológico con 0'5 cc de lidocaína 2% que se inyectan a nivel del tejido adiposo en las zonas celulíticas mediante el uso de agujas de 6 mm de longitud previa desinfección de la piel de la zona a tratar. Una vez realizada la infiltración se procede a la aplicación de los US durante un tiempo de unos 20 minutos por zona infiltrada. Se produce así la rotura de los adipocitos con salida de los mismos de las vacuolas intraadipocitarias y pasando al espacio intersticial de donde, en teoría, serán drenados por el sistema linfático y venoso de retorno para entrar en la circulación sanguínea. Esta técnica conlleva la formación de edemas más o menos importantes por lo que las sesiones no deben repetirse en las mismas zonas hasta pasados 15 o 20 días y es más que aconsejable complementarla con sesiones de linfodrenaje manual Vodder.
Como modificación de esta técnica en vez de usar suero fisiológico con anestésico local, algún iluminado emplea otros principios activos como pueden ser la fosfatidilcolina pooliinsaturada, enzimas despolimerizantes de MPS, agentes lipolíticos o vasoactivos, aumentando con ello las posibilidad de ocasionar yatrogenia asociada al más o menos "simple" edema de la técnica convencional. Se ha visto en un estudio llevado a cabo por el Dr. Palavecino que la asociación de sustancias lipolíticas a una mezcla para hidrolipoclasia ultrasónica no parece mejorar el resultado del método utilizado posiblemente porque los laboratorios que dispensan los medicamentos no mencionan la carga de sodio de los excipientes lo que hace que la supuesto hipotonía de la mezcla inyectada no sea real.

El hecho de que una sesión de hidrolipoclasia ultrasónica cueste del orden de 1000 $ (¡!) conlleva un riesgo más que evidente de provocar serias lesiones del tejido graso. A esto tenemos que añadir los graves errores conceptuales de la técnica descrita por Ceccarelli sobretodo en lo que se refiere a la frecuencia de administración y en la asociación de productos de difícil justificación y/o de origen impreciso además de ritmos de inyección excesivos llegándose a pautar incluso sesiones semanales en diversos protocolos que están al alcance de cualquiera que entre en la red.
Uso de fosfatidilcolina poli-insaturada con/sin deoxicolato de sodio
Desde hace unos pocos años, se ha puesto de moda la utilización de Fosfatidilcolina poliinsaturada en el tratamiento de la obesidad localizada y celulitis, así como en lipomas y grasa infraorbitaria (RITTES, 1999, 2001). Este producto era conocido en Mesoterapia desde que se protocolizara en el tratamiento de los xantelasmas (MAGGIORI, 1988).
Se ha especulado acerca de cuál es el mecanismo de acción de la fosfatidilcolina y todo parece apuntar al efecto detergente de uno de los componentes del producto, el deoxicolato de sodio, que provoca una lisis no específica de las membranas celulares (ROTUNDA, SUZUKI, MOY, KOLODNEY, 2004), o bien una necrosis inflamatoria de la grasa subcutánea con presencia de un infiltrado formado por linfocitos y, en particular, por macrófagos (ROSE, MORGAN, 2005). Se han descrito no sólo necrosis de la grasa subcutánea, sino también necrosis musculares cuando se realiza la inyección demasiado profunda, a nivel muscular, y ulceraciones locales importantes cuando la inyección de fosfatidilconina/deoxicolato de sodio se realiza a menos de 6 mm de profundidad. Es por esto que se hace un especial hincapié en resaltar que la administración de estos agentes detergentes no se hace según criterios mesoterápicos convencionales, si no que se realiza mediante administración subcutánea y exige un entrenamiento adecuado del médico que realiza la inyección (ROTUNDA, KOLODNEY, 2006).
Entre los efectos secundarios ligados a la utilización de estos agentes detergentes, cabe destacar que en el 100% de los pacientes se presenta dolor, hinchazón de la zona, quemazón, sensibilidad al tacto, prurito, eritema y hematomas, reacciones que pueden durar entre 1 día y 6 semanas dependiendo del porcentaje al que se utilice el deoxicolato de sodio (ROTUNDA, ABLON, KOLODNEY, 2005).
También se han descrito efectos secundarios de naturaleza colinérgica, por tanto ligados a la fosfatidilcolina, del tipo nauseas, aumento de la sudoración, cuadros diarreicos, modificaciones en la salivación y el gusto e, incluso, arritmias cardiacas.Por tanto, tenemos que tener muy claro que el uso de deoxicolato de sodio, bien sea sólo a asociado a fosfatidilconina, precisa un método distinto del mesoterápico y que son necesarios más datos clínicos y estudios experimentales para establecer definitivamente la seguridad y la eficacia de este tratamiento.
Mesoterapia
Desde los principios de la técnica se vio que esta forma de administrar medicamentos potenciaba el efecto terapéutico de los mismos, pero no fue hasta la década de los años 80 en que diversos autores, tanto de la Escuela Italiana como de la Escuela Francesa consiguieron demostrar la relación directa que existe entre la profundidad de inyección y el efecto terapéutico, así como el resultado potenciador del efecto terapéutico cuando el fármaco utilizado se hace de forma altamente fragmentada.A pesar de esas evidencias científicas que corroboran una farmacocinética propia de la vía intradérmica, vemos como, en general, la clase médica tiene muy arraigados conceptos simplistas según los cuales los fármacos, pare ser eficaces, tienen que estar presentes en el lugar de actuación y no se considera la posibilidad de que el efecto potenciador de los medicamentos así administrados se pueda deber a otras causas que no sean un contacto directo entre el fármaco usado y los receptores celulares.

Diversos estudios han demostrado que, a través del uso de fármacos por vía intradérmica, se desencadenan una serie de estímulos en los receptores polimodales de la dermis reticular que configuran lo que se denomina la unidad neuro-inmuno-endocrino cutánea y que responde al estímulo del fármaco administrado directamente a nivel intradérmico con la liberación y/o formación de sustancias de tipo citoquinas que serían las encargadas de amplificar y modular el efecto de los fármacos administrados, consiguiendo respuestas a distancia, es decir, sin mediar la presencia real del fármaco sobre los tejidos o los compartimentos periféricos. CORBEL constata que no es precisa la presencia del fármaco para obtener un efecto.El tejido dérmico reticular, lugar donde nosotros colocamos nuestras agujas de mesoterapia, constituye una parte del un gran tejido ubicuitario presente en todos los órganos y sistemas del organismo y que no es otra cosa que el tejido conectivo, en todas sus expresiones, pero que mantiene las mismas características básicas independientemente de su localización, al que el Dr. Pichinger, de la Escuela de Viena, denominó como sistema básico.Con el paso de los años asistimos a una especie de "relajación" en cuanto a los conceptos fundamentales en los que se anclan las peculiaridades que dan sentido a la Mesoterapia, pero el aforismo pistoriano de "poco, pocas veces y en el lugar adecuado" está actualmente más que justificado, como podemos constatar cuando asistimos un tanto impotentes ante las graves yatrogenias que se producen cuando se incumples dichos principios, ya sea por ignorancia o por dejadez.
Uno de los principales peligros que rondan en los últimos años las consultas de Mesoterapia es la utilización de supuestos medicamentos. A raíz de la desaparición del mercado francés de una serie de medicamentos que se consideraban clásicos en los tratamientos de medicina estética, tales como el Conjonctyl®, el Esveriben® o el Chophytol®, entre otros, laboratorios con muy pocos escrúpulos éticos y gran afán recaudatorio, sacaron al mercado contratipos de aquellos fármacos. Puesto que la administración sanitaria española es restrictiva en beneficio de los ciudadanos y les obligaba a realizar una serie de pruebas de eficacia e inocuidad que dichos laboratorios no estaban capacitados técnica ni económicamente para cumplir, optaron por registrar esos productos como cosméticos aunque los distribuidores y comerciales de los mismos aseguraban a los profesionales médicos que dichos productos estaban preparados para ser inyectados. En algunos casos constatamos que ni las materias primas utilizadas eran las adecuadas ni las pautas que normalizan la fabricación se cumplen, con lo cual es fácil caer en una peligrosa autocomplacencia, dándose el caso de que algunos de estos falsos medicamentos se contaminan en origen con micobacterias y otros agentes patógenos ambientales.

Desde la Asociación Médica de Mesoterapia Iberoamericana creemos que estas prácticas, además de ser absolutamente ilegales, ponen en juego la salud de unas personas que siendo previamente sanas, puesto que acuden por un problema estético, se ven sometidas a un desprecio de sus derechos amparados en la Declaración de Helsinki adoptada en junio de 1964 de la World Medical Association y revisada en el año 2004, exponiéndolas a una serie de riesgos reales absolutamente innecesarios y que conllevan de forma inexorable al desprestigio de la técnica mesoterápica en particular y de la práctica de la Medicina Estética en general. En definitiva, de todos nosotros. En nuestras manos está en luchar contra estas situaciones o seguir permitiéndolas o fomentándolas.

IMPORTANCIA DE LA QUIMICA COSMETICA

Es indudablemente cierto que el uso masificado de cosméticos se ha generalizado en el actual siglo. De un concepto netamente decorativo, han pasado a constituirse en elementos de primera necesidad y, cada vez es mayor el número de personas que se han convencido de que el cuidarse adecuada e integralmente la piel, el órgano vivo y vital más extenso y, principalmente, más expuesto del cuerpo humano, es un hecho que reporta grandes beneficios

El órgano piel, tan complejo y completo, que debe cumplir con importantes y delicadas misiones dentro del esquema metabólico integral del organismo, es muy agradecido y las acciones de limpieza, tonificación, conservación y nutrición ya van siendo cada vez más comunes y dentro de la rutina de la atención integral del cuerpo.
Ellos son instrumento esencial para mantener la eudermia o normalidad del órgano cutáneo. Y eso lo saben muy bien los químicos cosméticos que desarrollan, adaptan y formulan productos de la más alta calidad, las cosmetólogas o esteticistas que poseen cada vez un mayor conocimiento de las características biológicas de la piel, y los médicos, que por fin van entendiendo que la complementación médico-cosmetóloga, lejos de crear problemas, inquietudes o suspicacias, es cada vez más útil y necesaria.
La cosmetología tiende, con gran fuerza, a ser un complemento fundamental y ayuda en sus tratamientos al dermatólogo. Nace la cosmiatría que, según Viglioglia y Rubín –y en ello acordamos plenamente- es la ciencia que comprende la atención cosmética integral de la piel sana o enferma, en íntima colaboración con el dermatólogo. De ahí que el lenguaje de la cosmetóloga, técnico y profesional, debe ser del más alto nivel y de tal expresión que sea perfectamente interpretado por todos los profesionales de la salud.Es necesario establecer los límites de atención de la cosmetóloga y del dermatólogo.
Sin embargo, no hay límites precisos, siempre queda una "tierra de nadie" y será, entonces, la cosmetóloga, a quien generalmente llega primero el paciente, y basado en sus conocimientos profundos y constante estudio, quien deberá saber derivar dicha paciente al especialista médico. Se debe formar un verdadero equipo de trabajo, contando siempre, además, con el apoyo del químico cosmético, que aporta todos los conocimientos especializados en crear, desarrollar y formular productos cosméticos de calidad superior.
El dermatólogo, por ejemplo, no tiene tiempo material para hacer higienizaciones profundas de la piel que, siendo tan necesarias en estas situaciones, exigen mucho tiempo y dedicación.
¿Cuántas veces se le pregunta al médico: "Doctor, cuándo podré hacerme una limpieza de cutis?". Es entonces el mismo profesional el que deriva o devuelve su paciente a manos de la cosmetóloga para que su tratamiento a nivel sistémico sea complementado con el externo, obteniendo, de esta manera, la máxima eficiencia con efectivos y valiosos resultados.Es importantísimo que el dermatólogo recomienda las higienizaciones y, además, maniobras en gabinete o cabina cosmetológica a modo de control y como terapia coadyuvante, para que las lesiones o alteraciones iniciales no lleguen a tener un carácter clínico o patológico. Ojalá –en caso de seborrea, por ejemplo, se transformen en una alteración mucho más notoria e importante, estéticamente hablando.

Afortunadamente, es cada día mayor el número de médicos que cuentan con los servicios de la cosmetología y con el trabajo mancomunado y eficiente de ayuda y apoyo de la cosmetóloga.

Hormona del crecimiento es la solución médica contra el envejecimiento

Este consejo puede no parecer muy económico, pero si sacas bien las cuentas y sumas los beneficios, lo contrastas con lo que puedes llegar a gastar en tratar todas las cosas que este tratamiento cura y logras cuantificar tu calidad de vida, verás que no tiene precio.

La ciencia dio con la clave del envejecimiento: el descenso en la producción de la hormona de crecimiento a partir de los 30 años. Con este descubrimiento, la fórmula para detener e incluso revertir los efectos de la edad en el organismo fue cuestión de tiempo, ya que era necesario producir esta hormona en el laboratorio, para que su uso pudiera masificarse.

Hoy, la hormona del crecimiento sintetizada, de estructura idéntica a la producida naturalmente por el cuerpo, ya es una realidad y sus beneficios han sido ampliamente demostrados. Incluso en Chile es posible someterse a un tratamiento de reemplazo de ella y observar los cambios dramáticos que experimenta la masa muscular, los huesos, la piel, el cabello, los órganos internos, el perfil lipídico y hasta la capacidad intelectual.

En Chile, la Dra Maria Luisa Zura especialista de la Universidad de Chile y miembro de la American Endocrine Society, explica que las personas que buscan este tratamiento lo hacen por razones que van más allá de reducir unas tallas, lucir una piel lozana u otros aspectos más bien externos. “Las personas buscan envejecer con una calidad de vida óptima, alargar su vida productiva, su desempeño sexual, evitar enfermedades derivadas de la edad o del sobrepeso. Esos beneficios, que tienen que ver con la calidad de vida de las personas, son mucho más importantes que el tema estético”, comenta la Dra. Zura, quien además cree que en la medida que haya más conciencia sobre los beneficios de este tratamiento y que los estudios realizados se difundan, la terapia de reemplazo de la hormona del crecimiento se usará también para tratar la menopausia , la andropausia , el deterioro de las funciones intelectuales e incluso enfermedades autoinmunes como el VIH, puesto que “se ha demostrado su efecto como potenciador del sistema inmune”.

La comunidad científica internacional ha demostrado exhaustivamente que ha medida que los años pasan, muchas de las hormonas más importantes que el organismo producía en niveles altos en la juventud, disminuyen dramáticamente con los años. En el caso de la hormona del crecimiento, aunque en la adolescencia se detiene el crecimiento propiamente tal, esta se secreta durante toda la vida, pues es necesaria para la formación de nuevos materiales que reemplacen a las estructuras desgastadas. Después de los 30 años, sin embargo, la hormona del crecimiento baja a un 14% cada década y se ha agotado totalmente a los 80 años aproximadamente.

¿Quiénes necesitan el tratamiento?
La falta de la hormona del crecimiento es fácilmente detectable por sus principales síntomas, que son fatiga, disminución de la masa muscular y de la fuerza, disminución en la capacidad y el desempeño físico , ansiedad, perdida de sueño, reducción de la memoria, aumento de peso y del riesgo cardiovascular.Toda persona mayor de 40 años de edad, entonces, puede verse beneficiada con los efectos de la hormona del crecimiento, incluso si padece diabetes, obesidad o sarcopenia (pérdida de músculos relacionada con la edad). Obviamente, quienes sí sufren de estas enfermedades u otras relacionadas con el deterioro de órganos internos son candidatos perfectos para el tratamiento, el cual debe ser realizado por un médico especializado y con una solución inyectable. Esto, porque al ser la hormona del crecimiento una proteína, si se la administra por vía oral es eliminada por el sistema digestivo y no se producen los efectos deseados.

La sarcopenia y el deterioro de las funciones cerebrales es una condición relativamente relegada como preocupación de la geriatría, está tomando relevancia ahora que se ha descubierto que junto con la disminución de la masa muscular producto de la edad, también se reduce la cantidad de neuronas. No se sabe con certeza si la disminución de neuronas provoca pérdida de masa muscular o viceversa. Lo que es seguro es que la sarcopenia y el deterioro intelectual son enfermedades tratables con la aplicación de la hormona del crecimiento , la cual se vislumbra como uno de los mayores hallazgos de la medicina antienvejecimiento.

Otro uso de la hormona del crecimiento es como generadora de colágeno . Las mujeres tienen menos colágeno que el hombre y este disminuye un 1% por año. La hormona del crecimiento gatilla la producción de colágeno, el cual influye tanto en la piel como en la densidad de los huesos, protegiéndolos a ambos de la aparición de arrugas y de la osteoporosis. La relación entre el colágeno en la piel y la densidad de los huesos es tal, que se podría predecir el estado de los huesos con un examen que verifique los niveles de colágeno en la piel. Un tratamiento de reemplazo hormonal con hormona del crecimiento parece ser lo más efectivo tanto para recuperar el colágeno en la piel como la densidad ósea.

Cambios observados en pacientes tratados con la hormona del crecimiento:

Aumenta:
• El tejido muscular
• La energía
• La resistencia física
Reduce:
• El tejido graso
• La celulitis
• Las arrugas
• La sensación de fatiga
• El nivel de stress
• El colesterol

Mejora:
• El desempeño sexual y trastornos eréctiles relacionados con la edad
• La visión
• La memoria
• La presión arterial
• El sistema inmunológico
• El humor
• La calidad del sueño
• Enfermedades cardiovasculares
• La arteriosclerosis

Favorece:
• La producción de piel más juvenil
• El crecimiento del cabello y reestablecimiento de su color
• El reestablecimiento de la talla de órganos que se contraen con la edad (hígado, páncreas, corazón, etc.)
• La cicatrización de heridas

Agradecemos el aporte de la Dra. Maria Luisa Zura para mas informacion-- www.drazura.blogspot.com/2007_10_01_archive.html

Resultado Implantes Mamarios




viernes, 23 de noviembre de 2007

Dietas "milagro" para adelgazar

Dietas "milagro" para adelgazar: sin fundamento científico y con riesgos para la salud

Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición

Introducción

Frecuentemente aparecen nuevas dietas de adelgazamiento, difundidas a través de programas de televisión, revistas de moda, alimentación, etc., que tienen en común la promesa de una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo. Estas “dietas milagro”, frecuentemente, son fruto de la búsqueda de beneficios económicos más que de la promoción de una alimentación sana y equilibrada y son prescritas por personas sin conocimientos científicos ni profesionales en el campo de la nutrición.

En general, estas dietas inducen una restricción de la energía ingerida muy severa, que conduce a deficiencias en vitaminas y minerales, alteraciones del metabolismo y a una monotonía alimentaria que las hace insostenibles en el tiempo y peligrosas para la salud. Se caracterizan, pues, por las escasas calorías que aportan. Ante esta situación cercana al ayuno, el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales, como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y, por otro lado, la formación de sustancias peligrosas para el organismo cuando la dieta se prolonga en el tiempo.

Sin embargo, quien sigue estas dietas interpreta erróneamente la pérdida de masa muscular y, por tanto, de peso con el éxito del régimen escogido, pues dan resultados espectaculares al subirse a la báscula durante las primeras semanas. Esto se debe a que el tejido muscular es muy rico en agua, con lo que se elimina mucho líquido en la primera fase. En ocasiones este proceso se refuerza con el consumo de diuréticos (farmacos que promueven la excreción de orina), lo que conduce a una aún más llamativa pérdida de peso.

Un problema añadido de estas “dietas milagro” es que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido (efecto “rebote” o “yo-yo”). La tendencia exacerbada a la recuperación del peso se produce porque las situaciones de ayuno ponen en marcha potentes mecanismos nerviosos y hormonales que se oponen a la pérdida de peso: mayor rendimiento del metabolismo corporal, con un mayor ahorro energético e incremento del apetito. Estos mecanismos conducen a una rápida recuperación del peso perdido en cuanto se vuelve a comer de la forma habitual. Ese peso recuperado se debe predominantemente a la formación de tejido graso, que es, precisamente, el que origina problemas de salud y el que deberíamos reducir con la dieta (como se demostró ya en los experimentos realizados por el gran científico español de la nutrición Profesor Grande Covián hace 30 años).

Los signos que permiten reconocer una “dieta milagro” son:
-La promesa de pérdida de peso rápida: más de 5 kg por mes.

-Se puede llevar sin esfuerzo.

-Anunciar que son completamente seguras, sin riesgos para la salud.

En resumen, las dietas muy restrictivas, muy bajas en calorías, aunque consiguen que el peso disminuya a corto plazo, constituyen un riesgo inaceptable para la salud ya que pueden:

-Provocar deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales por la falta de consumo con los alimentos.

-Producir efectos psicológicos negativos.-Desencadenan, incluso, trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso de peso que se pretendía corregir.-Favorecer el efecto “rebote” o “yo-yo”.

-Al abandonar estas dietas, las personas que siguen estas dietas no han aprendido a comer saludablemente y vuelven a las costumbres que les hicieron engordar.

Clasificación y descripción de las principales “dietas milagro” De forma general, las llamadas “dietas milagro” se pueden clasificar en tres grandes grupos:
Dietas hipocalóricas desequilibradas
En estas se incluyen la dieta de la Clínica Mayo, Dieta “toma la mitad”, Dieta Gourmet, Dieta Cero. Estas dietas provocan un efecto rebote, caracterizado por una rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Esto obedece a que el metabolismo se adapta a la disminución drástica de la ingestión de energía mediante una disminución del gasto energético. Estos regímenes suelen ser monótonos, además de presentar numerosas deficiencias en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos períodos de tiempo.

Dietas disociativas
Dieta de Hay o Disociada, Régimen de Shelton, Dieta Hollywood, Dieta de Montignac, Antidieta, etc. Se basan en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. No limitan la ingestión de alimentos energéticos sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuente de energía con la disociación. Esta teoría carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además, este tipo de consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono.

Dietas excluyentes
Se basan en eliminar de la dieta algún nutriente. Estas dietas pueden ser:
Ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas, como la Dieta Dr. Prittikin y la Dieta del Dr. Haas;
Ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: Dieta de Scardale, Dieta de los Astronautas, Dieta de Hollywood y la Dieta de la Proteína Líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante;
Ricas en grasa: Dieta de Atkins, Dieta de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud, produciendo graves alteraciones en el metabolismo.
A continuación presentamos alguna de las más conocidas “dietas milagro” para adelgazar, con sus principales características y potenciales riesgos para la salud.
Dieta disociada de Hay
La Dieta Disociada o separada de Hay tuvo su inicio entre los años 1900 y 1920. Es la “dieta milagro” más frecuentemente realizada en los últimos años.
Se basa en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. Por esta razón, no limita la ingestión de alimentos energéticos sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuente de energía con la disociación durante la digestión en el estómago.Sostiene la teoría de que los hidratos de carbono no pueden ser consumidos junto con las proteínas, ya que las proteínas se digieren en medio ácido y los hidratos de carbono en medio alcalino. En principio, este tipo de consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono.En esta dieta, se prohíbe el consumo de leche, frutas, casi todas las verduras, pan, pasta, cereales, arroz, féculas, legumbres, azúcar, dulces, etc. Sólo se pueden tomar carnes, pescados, huevos, embutidos, algunos quesos, café, e incluso se permite la toma de grasas, aceites, vísceras, mariscos y en algunas ocasiones alcohol.

Esta dieta carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además, lleva fundamentalmente a una pérdida progresiva de la motivación para ingerir alimentos, ya que cada día al paciente sólo le está permitido la ingesta de un solo alimento, aunque en cantidades elevadas.Por el contrario, en una dieta equilibrada los hidratos de carbono deben aportar entre el 50 y 60% de la energía total. Así, los cereales (pan, pasta, arroz, etc.), especialmente los integrales, las patatas y las legumbres deben constituir la base de su alimentación y representar un tercio de los alimentos ingeridos diariamente.

La leche y los productos lácteos (queso, yogures, etc.) son una importante fuente de proteínas de elevada calidad, lactosa, vitaminas y, principalmente, de calcio, mineral fundamental para la formación de los huesos y dientes. Se deben consumir de 2 a 4 raciones de lácteos al día, variando según la edad y estado fisiológico (embarazo, lactancia, etc.).
Finalmente, se debe promover el consumo diario de frutas, verduras y hortalizas hasta alcanzar, al menos, 400 g/día. Esto es, consumir, como mínimo, cinco raciones al día de estos alimentos.
Dieta de Atkins
La dieta Atkins, pese a sus graves deficiencias, es muy popular en todo el mundo. Hasta el punto que el nombre del médico estadounidense que la inventó ha dado paso a una empresa que factura cerca de 100 millones de euros anuales con libros que superan los 45 millones de copias. Promete bajar de peso pronto, permite comer lo que otras muchas dietas prohíben y desecha los alimentos tildados de aburridos, como verduras y leguminosas. El truco consiste en consumir grandes cantidades de proteínas y un mínimo de carbohidratos para adelgazar.La dieta Atkins se basa en un consumo casi exclusivo (90%) de proteínas procedentes de carnes rojas, embutidos, quesos, huevos, mariscos, mantequillas, margarinas, aceites, mayonesas, mantecas, cremas de leche o yogur entero, etc. Se deja un mínimo espacio (10%) a hidratos de carbono extraídos de las verduras y frutas, y quedan prohibidos alimentos tales como las pastas, harinas, arroz, pan y bollería, legumbres, azúcar, bebidas alcohólicas y leche.
Atkins proscribió también las frutas y verduras ricas en fibra a quienes sigan su dieta, puesto que la fibra impide la absorción de la grasa en el intestino. Las verduras verdes, sostuvo el dietista, no deben exceder los 50 gramos por comida.Este tipo de dieta pertenece al grupo de dietas milagrosas llamadas científicamente “dietas cetógenas”. En ellas se retira absolutamente el consumo de hidratos de carbono y se potencia el consumo de proteínas y grasas. El consumo de hidratos de carbono es la principal fuente de energía del organismo, es el primordial sustrato energético. Para Atkins la insulina es la hormona responsable del aumento de peso. La ingestión de azúcar o de cualquier hidrato de carbono hace que se estimule esta hormona, por lo que, según esta errónea teoría, el azúcar es el alimento más peligroso. Sin embargo si se consume grasa se estimula la secreción de acetona, suprimiendo la sensación de hambre.

Cuando el organismo no dispone de este nutriente para obtener energía empieza a quemar las grasas por una ruta metabólica particular, produciendo los llamados cuerpos cetónicos, que se utilizarán como fuente energética a falta de hidratos de carbono. El resultado es el aumento en sangre de cuerpos cetónicos y sus productos de desecho, entre ellos la acetona.

Este tipo de dieta provoca la falta de apetito, halitosis o acetona en el aliento, estreñimiento, aumento del colesterol sanguíneo, aumento de los niveles de ácido úrico y, en algunas situaciones, riesgo cardiovascular por el excesivo de consumo de grasas o sobrecarga del riñón por el exagerado consumo de proteínas.Por el contrario, en una dieta equilibrada los hidratos de carbono deben aportar entre el 50 y 60% de la energía total. Así, los cereales (pan, pasta, arroz, etc.), especialmente los integrales, las patatas y las legumbres deben constituir la base de su alimentación y representar un tercio de los alimentos ingeridos diariamente.

Dieta de la Clínica Mayo
La dieta de la Clínica Mayo ha sido famosa durante muchos años y a pesar del nombre referente a la Clínica Mayo, esta institución no se identifica con este régimen dietético. Consiste en seguir una dieta en la que los huevos son el alimento principal de esta dieta, pudiendo comerse entre 4 y 6 diarios. Otros alimentos que componen el menú son pescados, aves, carnes, verduras, frutas, frutos secos y productos integrales. Todos ellos cocinados sin grasas. El té y el café son las únicas bebidas autorizadas, y quedan excluidos los productos lácteos, lo que reduce de manera importante la ingestión de calcio.Esta dieta suele provocar un efecto rebote, caracterizado por una rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Esto obedece a que el metabolismo se adapta a la disminución drástica de la ingestión de energía mediante una disminución del gasto energético. Al aportar pocas calorías, del orden de 1.200 calorías diarias, el riesgo para la salud es grande, ya que la grasa se quema muy rápido y pueden producirse cuadros de acidosis (acidificación del pH de la sangre) y cetosis (presencia de cuerpos cetónicos en sangre).
Dada la escasa oferta de alimentos que contiene suele considerarse monótona, por lo que se abandona al poco tiempo, además de presentar numerosas deficiencias en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos períodos de tiempo.La exclusión de leche y productos lácteos (queso, yogures, etc.) determina deficiencias de calcio y, en consecuencia, riesgo de osteoporosis e hipertensión.
Además, el contenido proteico de esta dieta es superior al doble de lo recomendado (entre un 10 15% de la energía que aporta la dieta debe proceder de las proteínas, debiendo combinarse proteínas de origen animal y vegetal), lo que puede suponer, además de una sobrecarga renal, unaingestión insuficiente de otros nutrientes esenciales.
Dieta de la sopa
La base de esta dieta es una sopa que debe de comerse todos los días y en la cantidad que se desee, porque apenas tiene calorías. Esta sopa se prepara con seis cebollas, dos ramilletes de apio, dos pimientos verdes, medio kilogramo de tomates y un repollo o una col, con un cubito de caldo, sal y pimienta. Se trocea todo, se hierve en 10 litros de agua, se bate y se guarda para tomar fría o caliente, como se prefiera.

Además se puede consumir frutas, verduras, arroz integral, un poco de carne de vacuno, leche desnatada, zumos, té sin azúcar y café. Todo lo demás está terminantemente prohibido, especialmente el alcohol, la harina y sus derivados, los dulces y las bebidas con gas, mientras que la sopa es como un comodín, que puede tomarse cuando se siente hambre, para calmar la ansiedad.

Se trata de una dieta monótona que provoca deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales. Como los alimentos que componen la sopa poseen un escaso valor calórico, su aporte energético es bajo. Además no proporciona suficientes aminoácidos y ácidos grasos esenciales, calcio, hierro y vitaminas A, D, E y K.

El principal riesgo de estas dietas reside en la inadecuada manera en la que se pierde peso con ellas, consecuencia bien de una reducción importante de las calorías ingeridas o bien de desequilibrios orgánicos que se originan al emplear alimentos en cantidad y calidad inadecuada. Se adelgaza a expensas de perder líquidos, electrolitos, reservas de proteínas y en un menor porcentaje grasa, que es lo que realmente interesa perder.

Es una dieta deficitaria en casi todos los principios inmediatos. Una dieta saludable debe proporcionar un aporte calórico mínimo adecuado a la actividad física que se realice, además de una distribución óptima de los nutrientes. Especialmente debería llevar proteínas, lípidos y minerales, que podrían adquirirse a través del consumo equilibrado de huevos, pescado y carne.Dieta del grupo sanguíneoFue creada por el médico americano Peter D’Adamo, que defiende la existencia de una alimentación para cada tipo de sangre (A, B, AB y O), sin considerar el factor Rh negativo o positivo. Según esto, cada grupo está más predispuesto a ciertas enfermedades más que los otros, pudiendo compensarse estas tendencias con la alimentación y tratamientos antiestrés adecuados a cada grupo sanguíneo.

La dieta muestra los alimentos que reducen o aumentan el peso, de acuerdo con una evaluación histórica de cada tipo sanguíneo. Por ejemplo, el sistema digestivo de los individuos del grupo O está adaptado a una dieta rica en proteínas animales y a los vegetales (frutos del mar, espinacas, etc); legumbres, verduras y cereales serían indicados para aquellos del grupo A, y las carnes para el grupo B; el grupo AB sería una mezcla de los A y B, especialmente con los lácteos.
No es una dieta equilibrada.
No existe una relación científicamente comprobada entre el tipo de sangre y la utilización de tejido graso. La prohibición de alimentos hace con que la dieta esté asociada con sensaciones de hambre y sufrimiento, e induce a la pérdida de masa libre de grasa, en vez de masa grasa.
Hay personas que pueden llegar a obsesionarse respecto a que si un alimento es de su grupo o no y no querer comer absolutamente nada si no es de su grupo por miedo a desarrollar inmediatamente las enfermedades de las que avisa el creador de la dieta. Además, las personas del grupo O que son vegetarianas pueden sentirse ofendidas al pensar que esta teoría les quiere obligar a volver a comer carne.
La dieta equilibrada requiere una ingesta de todos los principios inmediatos en su adecuada proporción, en función de la actividad física desarrollada y del balance energético de cada individuo, sin tener en cuenta otros factores ajenos como el grupo sanguíneo. La dieta debe estar compuesta de forma equilibrada por proteínas, hidratos de carbono, lípidos, vitaminas, minerales y otros elementos para que no se ocasionen trastornos derivados por carencias ni excesos.
Dieta de Montignac
Michel Montignac cambió las dietas de toda la vida y rechazó el método tradicional de adelgazamiento hipocalórico. Con su sistema según señala, no se pasa hambre, sino que solo se prescinde de ciertos alimentos que fomentan el aumento de peso.
La Dieta de Montignac se fundamenta en el índice glucémico de los alimentos que se consumen, más que en su contenido calórico (energético), que no se considera clave. Es decir que la elección de los alimentos al establecer un régimen de adelgazamiento se condiciona por su contenido en glúcidos (azucares) ya que un exceso de estas sustancias impediría al páncreas procesarlas y, por tanto, nos provocaría un aumento de peso.
Esta dieta clasifica los alimentos en “buenos y malos”. Los buenos serían los que provocan una liberación pobre de glucosa en sangre, entre ellos se recomiendan: pan integral, las verduras, la fruta fresca, la soja, los cacahuetes, la mermelada sin azúcar, las legumbres, los lácteos, el zumo natural, los cereales integrales o los guisantes) y los “malos”, que provocan un fuerte aumento de glucosa, como los dulces y la bollería, el pan blanco, las harinas y cereales refinados, las patatas, la miel, el maíz y la maltosa (presente en la cerveza), y que son productos que deberíamos excluir de nuestro régimen si padecemos obesidad.
Esta dieta puede ocasionar ciertos efectos secundarios como la excesiva rapidez en la pérdida de peso, deficiencia de minerales, vitaminas y fibra, aumento del ácido úrico y del colesterol, así como mal sabor de boca. Un desequilibrio entre el aporte excesivo de proteínas e insuficiente de hidratos de carbono puede ocasionar descalcificación ósea y daños renales por exceso de nitrógeno. También pueden causar fatiga y mareos por falta de hidratos de carbono, ya que la glucosa, un sustrato deficiente en estas dietas, es la fuente de energía preferida por el organismo.
El contenido proteico de esta dieta es superior al doble de lo recomendado (entre un 10-15% de la energía que aporta la dieta debe proceder de las proteínas), lo que puede suponer, además de una sobrecarga renal, una ingestión insuficiente de otros nutrientes esenciales, y se pueden aumentar los niveles de ácido úrico y pueden provocar ataques de gota en personas con hiperuricemia (niveles de ácido úrico alto).
Nota: Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).