Es una pregunta frecuente de mis pacientes. Que es mejor ¿Botox® o Cirugía?
Mi respuesta es que son dos procedimientos completamente diferentes que no se contraponen sino que al contrario son complementarios.
Cada procedimiento tiene un nivel de acción completamente diferente, aunque el objetivo final es el mismo: Rejuvenecer.
Botox® es un medicamento cuya composición es una proteína que es capaz después de inyectarse en un músculo, de relajarlo. Si su aplicación es con fines cosméticos, logrará atenuar el gesto que produce la contracción del músculo inyectado haciendo que la expresión luzca mas agradable, disminuyendo las líneas de expresión, y también puede elevar, si se planea así, la cola de las cejas, al relajar los músculos depresores de la misma.
La Cirugía de Rejuvenecimiento logra trabajar los tejidos (piel, músculos y grasa), reposiciónándolos, pues han estado expuestos a la gravedad y a las fuerzas de la gesticulación, haciendo que estos tejidos se vayan descolgando y que por ejemplo los surcos del lado de la nariz se profundicen, el ángulo de la boca se caiga, la línea mandibular se borre, las mejillas se descuelguen y el cuello pierda su ángulo al depositarse grasa en él.
Todos estos cambios que se hacen evidentes después de los 40 años y en ocasiones antes, los podemos corregir solamente con una cirugía de reposicionamiento facial (face lift) y usualmente retiramos el exceso de piel flácida logrando un look de su cara entre 10 y 15 años atrás.
Posteriormente a esta cirugía, para complementar y mejorar el resultado, aplicamos el medicamento Botox® en algunas áreas que no son susceptibles a ser tratadas quirúrgicamente.
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