Curiosamente el tejido adiposo tiene una característica llamativamente especial; su propiedad de multiplicarse y crecer si constituir un tumor en el concepto conocido del término.
Todos los órganos están constituidos por células que son controladas en su número mediante un sistema de suicidio celular denominado apoptosis, o eliminando las que quedan en la superficie por descamación. El tejido adiposo no sufre este fenómeno y tiene la capacidad de crecer hasta límites no compatibles con la salud y la vida.
Los adipocitos pueden crecer desde un tamaño microscópico a tamaños de 7 centímetros. Cualquier célula adiposa especialmente las ubicadas en la región del tronco sufren una transformación dramática cuando alcanzan el tamaño de 1 cm. Este tamaño crítico determina la transformación de una célula que sirve de despensa a una totalmente diferente con características tumorales transformadora de hormonas, productora de productos hormonales de muy diversa función que pretende perpetuar el tejido.
En este intento los productos hormonales producidos determinarán cambios fisiológicos que harán de huésped una víctima de este parásito que limitará su calidad de vida y finalmente la destruirá a través de las consecuencias de la diabetes los accidentes cardiovasculares y los cánceres.
El tratamiento de esta adipocitopatia se realiza con fármacos espécificos para inhibir el efecto de sus productos hormonales, haciendo una reprogramación alimentaria y extrayendo aquellos depósitos de grasa hipertrofiados. Debe en consecuencia ser tratada por un experto en hormonas y metabolismo del tejido adiposo.
ADIPOCITOPATIA Parados en la punta del iceberg
La vasta cantidad de evidencias científicas disponibles en la actualidad obligan a los profesionales médicos a no dejar el problema de la obesidad en manos de aficionados. El desconocimiento del profesional médico, nacido del desinterés por ir mas allá de del aspecto físico del paciente ha retardado su intervención en este problema que es solo la punta del iceberg con la que se estrellará la salud y la sobrevivencia del paciente.
La vasta cantidad de evidencias científicas disponibles en la actualidad obligan a los profesionales médicos a no dejar el problema de la obesidad en manos de aficionados. El desconocimiento del profesional médico, nacido del desinterés por ir mas allá de del aspecto físico del paciente ha retardado su intervención en este problema que es solo la punta del iceberg con la que se estrellará la salud y la sobrevivencia del paciente.
Mientras cardiólogos, hipertensiólogos, diabetólogos, endocrinólogos gastroenterólogos, neurólogos, reumatólogos, traumatólogos y otros especialistas en realidad están mirando y tratando el síntoma mas evidente de esta enfermedad el paciente sigue ahogándose en la fabulosa y escandalosa lista de fármacos que incluye sensibilizadores de la insulina hipoglicemiantes anticoagulantes, antiagregantes plaquetarios, cardiotónicos, hipotensores, anorexígenos antiinflamatorios, hipnóticos, sedantes, antidepresivos , reguladores de la motilidad gastrointestinal, antiácidos etc.
El humano desarrollado de hoy padece de un número grande de enfermedades que abarcan el amplio espectro de las especialidades médicas descrito. Diabetes mellitus tipo 2 , hipertensión arterial, cardiopatía hipertensiva, isquémica e hipertrófica, ateroesclerósis, infarto cardíaco, accidente vascular cerebral trombótico o hemorrágico, síndrome de ovario poliquístico, síndrome premenstrual, displasia fibrosa o fibroquística de mamas, síndrome jaquecoso, hígado graso, distonía gastrointestinal, reflujo gastroesofágico síndrome del comedor nocturno, bulimia, apnea del sueño, reumatismo no articular, tendinitis crónica, artrosis, cancer endometrial, de mama son algunas de las expresiones terminales de una enfermedad real que es la ADIPOCITOPATIA.
OBESIDAD es una generalidad para describir la actualmente bautizada ADIPOCITOPATIA una enfermedad nacida del crecimiento desproporcionado del tejido adiposo en general y del tamaño de sus células constituyentes en particular.
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