Es interesante indicar que casi todas estas modalidades de electroterapia siguen en uso, muchas de ellas en electroestética.
La corriente de alta frecuencia, cuyo efecto fundamental era la producción de calor en el interior del organismo, comenzó a aplicarse de forma pulsada, para minimizar el efecto térmico y actuar mediante el componente magnético. Se introduce esta forma de aplicación en las unidades de alta frecuencia, siendo la más conocida la señal Diapulse, que se dio a conocer espectacularmente en las Olimpiadas de Munich, y obtuvo un gran éxito profesional y de extensión de mercado. En la actualidad la electroterapia es un importante componente de los tratamientos de medicina estética.
La introducción de unidades especializadas para una técnica concreta (gimnasia pasiva, electrólisis y termólisis, electroesclerosis, electrolipólisis, ridólisis, iontoforesis,etc) ha reforzado su interés práctico. A efectos de seguimiento, podemos preguntarnos qué tendencias o innovaciones se muestran, en la actualidad, de interés en electroestética. Podemos indicar, previamente, el hecho clínico de la continuidad de los tratamientos establecidos. Frente a los cambios, mucho más notables, en cosmética o en farmacoterapia, las unidades de electroestética anteriormente indicadas mantienen su aplicación clínica, excepto, claro está, cuando otra técnica presenta resultados claramente superiores (electrolipólisis frente a liposucción).
En lo referente a nuevas unidades, podemos comprobar dos tendencias que se van generalizando. La primera, que las unidades, en vez de tratamientos concretos, ofrezcan programas de tratamientos secuenciales. La segunda, el cambio de impulsos de cierta potencia por señales biológicamente activas de intensidades muy inferiores. La primera tendencia supone un cambio importante. Los aparatos clásicos producen un tipo de señal, que se puede modificar inicialmente, pero que es uniforme (incluyendo la modulación programada) en forma y en intensidad mientras dura la sesión.
Los aparatos actuales de electroestética suponen, a partir de la producción de diversos tipos de corrientes en la misma unidad, la aplicación de un programa, en el que hay una sucesión o superposición de diversos tipos de corriente durante un tiempo dado, con un fin específico. Estos programas se regulan mediante un miniordenador, o mediante un casette, pudiendo el propio usuario confeccionar programas específicos según su experiencia. La segunda tendencia consiste aplicar, en vez de los habituales impulsos rectangulares o exponenciales, una señal biológicamente activa, es decir, lo más semejante a la producida por el propio organismo para la acción que se busca. muscular.Ejemplo destacado de unión de ambas tendencias es la señal Neuralter. Esta señal consiste en aplicar una señal de alta frecuencia de un espectro muy amplio (de 30 a 260 MHz), que supone una estimulación a escala celular en los diversos tejidos orgánicos, y por tanto, los efectos de la alta frecuencia y la magnetoterapia, con la modulación en baja frecuencia, mediante elección de 5 programas, entre 40 y 640 Hz, lo que añade o refuerza los efectos específicos antiinflamatorios, tróficos, analgésicos o anticontracturantes y antiespásticos.
Su aplicación se realiza mediante un aplicador que se sitúa sobre la zona a tratar, pudiendo emplearse una sucesión secuencial de frecuencias en baja. Los resultados son muy positivos para todas las indicaciones citadas. Sus efectos tróficos y antiinflamatorios son de gran interés estético, tanto para la regeneración tisular, como para los postoperatorios de pequeñas o grandes intervenciones estéticas.
Autor: Prof. Juan R. Zaragoza
Catedrático de Radiología y Medicina Física Universidad de Sevilla
Catedrático de Radiología y Medicina Física Universidad de Sevilla
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