Médico Especialista en Cirugía Cosmética, Medicina Estética, Flebología. (Argentina)
El rostro sufre, con el paso del tiempo, alteraciones en la piel, tejido celular subcutáneo y músculo, cuya combinación es la responsable de la apariencia de envejecimiento que encontramos en una persona adulta. Hay que concretar que, si bien es el mismo paso del tiempo quien desencadena los procesos fisiológicos de envejecimiento, existen otros factores agravantes que deben ser mencionados.
Así la piel blanca suele ser más sensible a los procesos descriptos. De la misma manera la exposición solar excesiva, los trastornos de la nutrición o el estrés merecen ser tenidos en cuenta de manera especial.
A la hora de realizar el tratamiento es importante evaluar los factores anteriormente descriptos así como cualquier otra afección que comprometa el estado general del paciente. Estas deben ser corregidas para de esta forma optimizar los resultados de los tratamientos específicos.
Diagnóstico
Al evaluar las alteraciones a tratar, podemos dividir los cambios relacionados con el envejecimiento del rostro, básicamente en tres tipos:
Cambios en la superficie cutánea
A nivel de la superficie cutánea se visualizan cambios que corresponden a una alteración de la capa córnea con envejecimiento celular de su superficie que puede o no acompañarse de manchas en la piel.
Cambios en la tensión de la piel
Si evaluamos la tensión de la piel podemos encontrar aumento o disminución de la misma. El aumento de la tensión depende básicamente del incremento del tono de los músculos periorificiales y frontales, teniendo especial relevancia en este incremento, las situaciones de estrés. La disminución de la tensión de la piel genera ptosis cutánea. Ocurre por la pérdida del tono de los músculos de la piel a nivel palpebral, en mejillas y cuello. El factor gravitacional es fundamental en este proceso.
Cambios en el relleno de los surcos y contornos
Las alteraciones en el relleno de surcos dependen de la misma ptosis cutánea. Al permanecer la piel de los surcos fija en su sitio y descender la piel circundante, se genera el efecto de profundización de los mismos. En cuanto a los contornos también es importante el factor de la gravedad. El realce de los contornos se genera por un incremento del espesor del tejido celular subcutáneo en determinadas zonas y de esta manera, regiones como pómulos y mentón presentan un relleno diferente que es el responsable de este efecto. Con el paso del tiempo el descenso de esa pequeña adiposidad localizada fisiológica, la ubica en un espacio inferior al que se encontraba y esto altera el contorno natural. Ambos fenómenos descriptos en este punto se incrementan por la deshidratación que es habitual en el envejecimiento.
Tratamiento
Realizado el diagnóstico del tipo de fenómeno que ocurre en nuestro paciente, o de la combinación de los mismos, podremos encarar el ó los tratamientos que consideremos adecuados.
Personalmente utilizo habitualmente una combinación de tratamientos médico-quirúrgicos y dado que estamos tratando procesos de tipo evolutivos, recomiendo siempre tratamientos periódicos de mantenimiento de los resultados obtenidos.
De acuerdo a los casos clasificados anteriormente, los tratamientos para cada situación son:
Alteraciones de la superficie cutánea:
La presencia de piel envejecida, con compromiso de la capa córnea y que puede acompañarse o no de manchas cutáneas, debe tratarse mediante técnicas que generen el recambio de las capas de piel comprometidas. La realización de un peeling superficial ó profundo, de acuerdo al caso, puede ser el tratamiento de elección.
La presencia de piel envejecida, con compromiso de la capa córnea y que puede acompañarse o no de manchas cutáneas, debe tratarse mediante técnicas que generen el recambio de las capas de piel comprometidas. La realización de un peeling superficial ó profundo, de acuerdo al caso, puede ser el tratamiento de elección.
Alteraciones en la tensión de la piel:
Cuando se constatan arrugas gestuales por contracción de la musculatura facial es indispensable lograr la relajación de la misma. La inyección local de bloqueadores musculares (Botox) o de inhibidores de la sobre contracción muscular (Argireline), de acuerdo al paciente y a la experiencia del médico, es el tratamiento de elección.
En los casos en que existe pérdida de la tensión de la piel, acostumbro a realizar técnicas de minilifting en puntos frontal, auricular y cervical, solos o combinados de acuerdo al paciente. Esta técnica puede realizarse con anestesia local y de manera ambulatoria, con un breve periodo de reposo laboral. Es útil también para estos casos la técnica de hilos de sustentación pero habitualmente no la utilizo por tener excelentes resultados con la descripta anteriormente.
Alteraciones en el relleno de surcos y contornos
Las alteraciones de relleno de tipo lineales, corresponden habitualmente a las arrugas frontales, glabelares, de los surcos nasogenianos y otras menos constantes. El tratamiento de elección es el relleno. Existen diferentes materiales de relleno pero el que habitualmente utilizo es el Ácido Hialurónico. La razón de esto es que es un relleno noble, que presenta escasos efectos adversos. Su efecto es progresivo y, si ante la primer sesión el paciente no se siente cómodo con el resultado, el efecto de la dosis inicial se diluye en poco tiempo.
En las alteraciones del relleno de los contornos, utilizo también inyecciones de Ácido Hialurónico o minilipotransferencias. Acompaño ésto con Mesoterapia para revitalizar y rehidratar la piel.
Conclusiones
Tratar un rostro envejecido implica mucha prudencia, mucha paciencia y capacidad para contener la ansiedad del paciente. De cualquier manera, siempre es importante aclarar que no es posible lograr un rostro juvenil, sino que lo que se busca es una imagen saludable y bella, adecuada a la edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario